Gracias a mis padres, empecé en el camino del Yoga de niña. Tras esa experiencia tan enriquecedora a lo largo de 20 años, donde no eran solo ejercicios, sino algo mucho más profundo, una filosofía de vida, conocí el mundo de la osteopatía donde descubrí la pasión y capacidad que tenía, una sensibilidad especial.
Siempre me ha gustado el trabajo de poder ayudar a las personas en su salud y bienestar.
Entonces obtuve mi diplomatura de estado en Francia de Osteopathe D.O.
Tras años de experiencia ejerciendo, durante la «época del Covid» en el 2020, descubrí que no solo podía ayudar a tratar y sanar con las manos de forma presencial, sino que también lo podía hacer mentalmente a distancia, sin ser necesariamente de forma presencial.
Seguramente la razón de que esta capacidad se haya manifiestado sea gracias a una energía innata que se ha podido ir desarrollado desde que nací o desde incluso antes.
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